Tengo miedo de correr los visillos,
de subir la persiana
de abrir las ventanas.
Tengo miedo de la luz que me ciega,
del ruido que me atruena
del día que me acecha.
Tengo miedo de verme en los cristales
y no reconocerme,
de que me mires y veas a un extraño
a un hombre derrotado
vencido y humillado.
Tengo miedo de perder el rumbo
de soltar las riendas
de arriar las velas
de mantenerme al pairo de la vida
tumbado en la cubierta.
De renunciar al futuro y al pasado
y de arrojar el ancla,
de pudrirme en la cueva tenebrosa
del miedo que me aplasta.