Esa edad,
que asoma desoyendo pretensiones
está por redimirse ante la espera;
que viaja con antiguos privilegios
entre puentes de madera, con tardes
que no han muerto como mueren
las ramas de los árboles
cuando a medio invierno
se quedan sin sol y sin canarios.
Sé que sus mañanas han partido sin saber
que hubo ríos que se hablaron
de tu con las magnolias, que hubo nubes
nutridas de su cauce y no atina comprender
por qué la sequedad de su paisaje.
Esa edad, prendada de nostalgia,
está cayendo en restricción;
por eso,
en la mesa del aposento hay un florero,
en la estancia
un gramófono tocando y mis bolsillos
están llenos de gorriones que pondré
bajo la almohada
por si sueño que soy amanecer.
Autor…reh