Ron Alphonso

Amanecer cincuenta y dos

Amanecer cincuenta y dos

Mi dulce señora Milagros,
hoy amaneciste mas activa,
a pesar que tus noches son desapacibles,
aquellos que te deben cuidar,
están ocupados,
cuidándose a si mismos
y tu, tirada como una muñeca de trapo.

Pero bien pronto te arreglé tu cama,
te acomodé como un ser humano
y recibí el premio de tu sonrisa,
oramos tomados de la mano,
afirmaste que te gusta que lo hagamos.

No te querías bañar,
quizá porque las últimas veces,
por la fiebre,
lo hicimos con agua fría.
Fué un baño tranquilo,
refrescante,
luego, mientras te acicalaba,
te hablé del amor
que me saca fuerzas de algúna parte
y me esconde el cansancio
de cinco de la mañana
a once de la noche,
cuando ya la vida es un fingir

Te hice mimos,
te apreté la cara,
te prometí la vida...
Resulta complicado amarte,
presintiendo tu paz,
añorando tus besos,
recordando tu aroma,
enloqueciendo tu ausencia.

Ron Alphonso
15 de febrero 2021