Largo tiempo ha transcurrido en
que el humano en su inconsciencia,
víctima, en su somnolencia
de inmundicias se ha henchido.
De nutrientes decadentes
que han dejado ya en su mente
la bazofia de inconscientes,
los que se han enriquecido.
Y esos mismos millonarios
mucho han estudiado al hombre;
para exprimirlo, enfermarlo,
y luego... disque curarlo.
Bien conocen sus conductas,
bien entienden sus reacciones,
y así, descaradamente
manipulan sus acciones.
Han pasado así los años
que al astuto enriquecieron,
son tan solo unos cuantos
manejando al mundo entero.
La ignorancia de los muchos
aprovechan esos pocos,
la inconsciencia de los pueblos
los convirtió en billonarios.
Surgió un día extraña historia ...!
Que de pronto saltó un bicho..!
Y ese ... de dónde salió?
Nadie hasta ahora nos lo ha dicho.
O... más bien, posiblemente,
del hielo que derritió,
o de un animalito
que alguien ya se lo comió!
Todo mundo lo repite
eso que del otro oyó,
pero dicen, siempre dicen,
nadie sabe qué ocurrió.
Y los que mucho ya tienen
de eso han de sacar tajada,
preparan medicamentos,
sacan aún mas millonadas.
Manipulando las mentes
miedo, pánico han sembrado
y se lo han creído aquellos
que a otros su “yo” han entregado.
Las creencias poderosas
se instalaron en el ser
y aniquilan día a día
a uno y al otro también.
“Ya los viejos nos estorban,
que se mueran de una vez.”
Eso anhelan quienes son ya
poseedores de tanto bien.
Para colmo, enjaulados,
privados de libertad,
los ingenuos, atrapados,
se han quedado hasta sin pan.
“Que no salgan de sus nichos!
El bicho los va a matar.”
Cuando que es más destructivo
quedarse sin libertad.
“Que se ahoguen bajo el trapo,
que no tome nadie el sol,
sus cuerpos se debiliten,
que se mueran de temor!”
Atornillando el cerebro
día y noche, noche y día,
y aplastando el raciocinio
trescientos sesenta y cinco días.
A dónde quedó el criterio,
dónde quedó la mesura,
han acallado las voces
de los que hablan con cordura.
Y quienes nos traen las nuevas
cayeron en la ignominia,
sus mentiras las creyeron
quienes han perdido el juicio.
El dinero mueve al mundo,
no el amor ni compasión,
es el lucro y la avaricia
su principal devoción.
Dicen los “amos” del mundo
que eso ya no les gustó,
y que todo hay que cambiarlo,
por algo nuevo que se inventó.
La sumisa muchedumbre
bien mansita lo aceptó,
aunque es ella la que paga
con su vida y su dolor.
Y así ... bien controladitos,
sin chistar, amansaditos..!
A menos que se despierten
los humanos dormiditos.