Rafael Escobar

\"ANACONDA DEL AMOR\"

 

Detrás de su mirada tan serena

estaba la mortífera anaconda;

que supo aprisionar mi vida toda

con esa su figura tan perfecta.

 

Sus labios eran pétalos de adelfa

que mata las sublimes mariposas;

con miel tan hechicera y tentadora

que logra envenenar con sutileza.

 

Igual que un inocente gorrioncillo

llegué con mi trinar a sus estambres;

que fueron las cadenas que me ataron.

 

¡Y el sueño tan hermoso y cervantino

que un día yo bordé con azahares,

quedó con su perfume envenenado!

 

Autor: Aníbal Rodríguez.