Obscenidad e impudicia,
el feroz libertinaje
de una noche de pasión,
de tomarte al abordaje.
La lujuria de los labios
nuestro lascivo lenguaje,
la expresión embriagadora
de un sugestivo mensaje.
Ni tu alcurnia ni tu estirpe,
ni siquiera tu linaje,
te impidieron por fortuna
unirte a mí en este viaje.
Embestida consentida,
accediendo sin ultraje
a tu virgo insatisfecho,
con tu venia no hay chantaje.
El frenesí y el deseo
era el escaso equipaje
que portaban nuestros cuerpos
antes de aquel homenaje.
Y en el mar de las pasiones
fuiste roca y yo oleaje,
fuimos ímpetu bestial,
la bravura y el coraje.
Aún se eriza mi piel
al pensar en el encaje
de tus ropas sugerentes
que te muestran sin blindaje.
Si mi miembro fue el amarre
tus caderas el anclaje
en el recuerdo de aquella
noche de sexo salvaje.