Lívido pasa el cuerpo, histeria de alquimias mentirosas, de algas pronosticadas, de poderosos resortes de vida, de vida y muerte, y de recuerdos y rescoldos, como los silenciados en las esquinas
de unas ruinas invulnerables en su tiempo. Pasa
livianamente la mente, una nube erosionada,
un cuerpo triturado, una mancha llena de espermas
silentes, emancipados. Están desperezándose, poemas y poesías,
y dignos postigos de impaciencia, sombrías las lagunas, desordenados
los
látigos y las composturas. Tu cuerpo, pasa tranquilo, equimosis
de una magulladura abierta en los costados. Ah, cómo transcurre
el cuerpo, arrastrado por la gleba del populacho y las sierpes de las costillas!
Y cómo ahondan en ti sus tornillos, los calvarios de la sima
en que ondeaban las banderas sepultadas!
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