Bajo los verdes de tus iris planté mi vida y la hice girar entorno tuyo.
¿Te extraña que al marcharte tu, hable de muerte?
Haces mal en asustarte, mi cuerpo solo quiere descansar
en un verdadero paraíso, encontrar la verdadera luz
no la que irradiaba mi entre pierna, cuando desmesurada
a la vida se abría como cesárea, en lenta herida.
Fui raíz que tu boca arranco de tajo,
fui enredadera que te peso tanto…
Te vas, me voy, para encontrar mi propia voz,
parar germinarme a mí misma, para hallarme despierta
aunque con la piel y el alba profusamente dormidas…