El viento sur arrastra pétalos débiles,
esta pasión, debilidad no confesada.
Burbujas de nuestra imaginación.
Chispas sueltas de una fogata.
Amada, estamos en el precipicio,
el placer nos llevó al borde,
quizás, no pensamos en los días,
quizás no pensamos en el dolor.
El ave rapaz busca su presa,
nuestras manos anudadas,
parece que la historia del amor,
es la historia de las debilidades.
En cada huella del tiempo
dejaremos los miedos,
nuestros encuentros, la historia,
más infinita de una debilidad
hecha, nudo vivo del amor.
Amada, lo nuestro un largo beso
tatuado en nuestros huesos
y el blanco de nuestra cabellera.