Quien diría que un mensaje te podría cambiar la vida. Tanto para bien como para mal.
Y a mi me toco este cambio de vida.
Un “hola” pudo sacar todo rastro de tristeza en mi. Un “hola” que se convirtió en un rayo de esperanza.
Volví a creer, creer que podía, que cambiaría, que debía. Y me lo permití, me permití volver a bombardear de nuevo. Y fue lo mejor. Me sentí viva, querida, me sentí en las nubes.
Y ni hablar de las llamadas. Una voz pudo erizar toda mi piel, hacerme volar, una voz me pudo tranquilizar.
Como es que el tiempo volaba provocando 3 horas con el celular incrustado en mi oreja?
Quien le permitió a el tiempo volar tan rápido?
1 de la mañana, 2 de la mañana, 3 de la mañana y se sintió correcto.
Y las video llamadas… estabas lejos y aun así te tenia frente a mi. En una pantalla, tu sonrisa me provoco las estúpidas mariposas, tu sonrisa me hizo creer en el mañana.
No sabia cuanto necesitaba ese mensaje de “buenos días” hasta que despertaba con uno.
No sabia cuanto necesitaba esa llamada a las 11:30 de la noche hasta que yo misma la esperaba. No sabia cuanto necesitaba esa sonrisa hasta que yo misma la provocaba.
Nunca pensé que un “Te quiero” cambiaría las cosas hasta que yo te lo dije. Nunca espere una respuesta pero aun así me la diste. Se volvió nuestro “para siempre”.
Cada estrella fugaz, cada 11:11, cada rayo de esperanza se convirtió en un deseo. Un deseo de un corazón dolido que deseaba tener esta vez suerte.
Y se acabo. Se acabo todo, los mensajes, las llamadas, las video llamadas, los te quiero, todo.
Me aferre fuerte a la mínima cosas que obtenía. Hasta que no tenia nada.
Y me obligue ir a visitarte, para verte por primera y ultima vez. Porque nunca nos conocimos en persona pero te conocía de la mejor manera. De corazón.
Te vi allí, a lo lejos, sonriendo, despreocupado y siendo feliz. Sabia que no pertenecía ahí, pero aun así me acerque. No me reconociste y yo no me atreví a decirte quien era. Abrí mi boca para hablar pero lo único que salio fue un “dame una Coca-Cola por favor”. Roce tus manos al pagar y quise llorar. Te sonreí con lagrimas en los ojos y me aleje.
Empece a caminar, lejos de ti.
Y me permití voltearte a ver por ultima vez.
Allí estabas, con la mirada fija en mis pasos, y tu labio entre tus diente.
Recordé cuando te conocí, tan sonriente y lleno de energía, feliz
Y eso me hizo recordar el porque me enamore de ti.
Voltee y seguí caminando, porque si, me enamore de ti pero debía aceptar que no era para ti.