Jesús Oscar Ugalde

Diosa blanca

Puse tu mano en mi pecho,
y un mensaje tan ilusorio, magníficamente manufacturado,
diosa blanca, de brillantes extremos, fatua superficie,
oh, imagen ansiosa,
si tanta soledad fue tu muralla.

A través de la nostalgia se oscurece el valle de la vida,
recurres otra vez almohada mía,
mujer de pechos florecidos, rosa perfumada,
cintura ceñida en mis caprichos.

Y desde entonces, en un oscurecido valle,
diosa blanca marchita, fatua superficie,
tanta soledad sigue siendo tu muralla.