Mis ósculos colgaban, del triste barranco.
Al vacío tiraste, mi sangrante boca.
Mi aliento fue el rocío, que partió la roca.
Tu mórbida sonrisa ¿cómo me la arranco?
Mis labios suspiraban, por un beso franco.
Absorto por tus labios, mi alma se trastoca,
la mente se enceguece volviéndose loca,
buscando sin sosiego un cariño manco.
Tienes el alma negra, cielo sin estrellas.
En la oscura penumbra, marcaste tus huellas.
Fuiste una nube gris y en mi sueño espanto.
No quiero tus limosnas, márchate con ellas.
Partiendo del olvido, traeré mi canto.
Descenderé al vacío a cobrar mi llanto.