Freddy Kalvo

El privilegio de nacer

Y cuánto privilegio haber nacido

en brazos de una madre que amorosa

cubriera con sus pétalos de Rosa

el fruto cosechado en tierno nido.

 

Y cuánta regalía haber vivido

pudiendo disfrutar de bellas flores

con pétalos de múltiples colores

que en lánguido camino han florecido.

 

Y cuánto privilegio, alegre sigo

divisando los mares con sus olas

dibujando los surcos caracolas

y abrazando mis brazos a un amigo.

 

Y cuánta regalía ver el trigo

que crece cultivado en amplios valles

cuidándolo con lujo de detalles

cuidándolo como hago yo contigo.

 

Pero cuánta prebenda oír el canto

de un ave retozando en ancho cielo

que canta con un triste desconsuelo

desbordando dolor con mucho llanto.

 

Y cuánto privilegio ver la gota

que suelta como lágrima la nube

que baja por laderas y se sube

zigzagueando cual humo y gaviota.

 

Y cuánta regalía ver la sombra

del árbol que también nos da su fruto

del verde de los campos que disfruto

y toda su belleza que me asombra.

 

Y cuánto privilegio ver los ríos

corriendo cantarines por montañas

y la viuda tejiendo telarañas

llegando atardeceres muy sombríos.

 

Y cuánta regalía ver maizales

cultivados por manos campesinas

en los valles, los cerros y colinas

donde siembran los árboles frutales.

 

Y cuánto beneficio y regocijos

mirar el cielo azul y las estrellas

mirar el caminar con tantas huellas

y el fruto esperanzado de mis hijos.

 

Pero cuánto provecho y cuánta suerte

mirar la luz del día con mis ojos

cantar, reír, gozar, a mis antojos

mucho antes que aparezca osada muerte.