Carlos Brid

ESCRIBIENDO EL DESTINO


Este destino que de a ratos se esconde
esta veta que refulge en las entrañas

la ropa que fue vistiendo nuestros días
ya no está, hay otra vestida de esperanza.

Apenas hay sombra en las copas,
ni vida, ni sosiego en las miradas
Y de las letras de nuestro canto inmenso
se escaparon raudos los sonidos.

Todo es una verdad guardada en el silencio
en el oro y en el llanto de los amaneceres
y en esta extraña sinfonía de cascabeles y espacios
hemos resistido las tormentas asidos al mismo madero.

Y aún en este salvaje hemisferio que es la incertidumbre
en las selvas del miedo y en la tibiez de los panes
me hago coraza para cuidar tu estampa tierna

aunque pese el andar porque no somos los mismos.



Y así seguiremos marchando alegres y otras lastimados
recostados en los mares de cultivo y en la magia del mañana
en la bruma de la costa casi ciegos, fundidos en las manos

en la savia que hemos dado, para que todo se prolongue.



Y en el epílogo te imagino
acurrucada entre los pliegos aromados
sabiendo que estaré penitente
fundido en las arrugas carnales.