Jordi Etresi

EL ASCENSOR ERĂ“TICO

 

EL ASCENSOR ERÓTICO

 

Un relato erótico de Jordi Etresi

 

Aquel día comprendí que la avería repetitiva del ascensor no era debido a un problema mecánico, tampoco eléctrico, pero si de origen humano. Como conserje había visto de todo, pero nunca una mujer desbordante con tanta química. Parecía sacada del anuncio de perfumes Bad girl. El ascensor parecía dejar de funcionar cuando coincidía con ella en la cabina.

 

Ella era reluciente, moderna, sexy y llamaba la atención, no se podía comparar a un ascensor pero si por el hecho que me podía elevar al cielo o podía también sumergirme en el infierno. El ascensor invitaba a acceder a su interior en un abrir de sus puertas, así como ella era capaz de abrir sus piernas para albergar mi hombría por como me miraba y seducía, guiñándome los ojos.

 

Los pulsadores intuitivos en el panel central estaban disponibles para ir subiendo o bajando por cada planta, era como comparar los botones de su blusa ajustada, perfectamente diseñados para activar el elevador mas primario de mis bajos instintos. Yo hasta era incapaz de entregar la correspondencia a las empresas, con aquella mujer compartiendo el mismo espacio.

 

El pulsador rojo de alarma era el ideal para casos de incendio y la imaginaba haciéndole el amor, allí mismo, viendo como sería su rostro femenino reflejado en el espejo jadeando en un arrebato impetuoso entre la planta 6 y la 9. El fuego podía apagarse si hubiese sido bombero, ya que tenía a su disposición, cierta manguera a plena presión erguida tras ella y de repente, me imaginé de servicio dentro de ella.

 

Empezamos a estar sonrojados con los cabellos revueltos, nuestras ropas desordenadas y fuera de lugar, las manos, piernas y lenguas enredadas mutuamente, las  sonrisas maliciosas daban lugar a gemidos llenando de vaho el espejo, dejando marcadas en el las huellas de sus manos y restos de su carmín. Su perfume empezaba a nublarme la visión y empecé a desmayarme.

 

Me encontraron en el jardín sin conocimiento, por un golpe de calor extremo en aquel verano del 2021 con mas de 40 grados de temperatura exterior. Había estado regando a pleno sol. Todo había sido un sueño.

 

Mientras tanto una mujer idéntica se paseaba delante de mi, dejando marcado su territorio bajo aquellos tacones de aguja. Directa al ascensor de mi edificio...

Guiñándome un ojo...

 

 

Jordi Etresi

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