Mis manos desbocadas buscaban tus rincones
Tu boca aprisionaba mi lengua entre tus dientes
Tu cuerpo sudoroso reclamaba mis besos
Mi lengua, con destreza devoraba tus poros
Yo murmuré despacio, un “te amo”, al oído,
Tu voz entrecortada me contestó lo mismo.
Tu corazón y el mío eran potros salvajes
Queriendo inútilmente salir de nuestros pechos.
Tú gemías quedamente, exhalando placeres.
Por fin los dos caímos en un sopor divino
Saboreando los besos mutuos de nuestro amor,
Yo quedé aprisionado en medio de tus piernas.
Nuestros cuerpos yacían en el lecho, tendidos,
Sin fuerzas, extenuados por el amor vivido.
Fue una noche completa de amor y de delirio
Que recuerdos hermosos vivimos esa noche
De un amor desbordante, de una pasión sin par.