Hoy me siento como el beso de la luna,
ese roce que da a tu mejilla cada noche,
mientras recostada
contemplas su compañía.
Me siento como las olas del mar,
que al tocar tus pies suaves y delicados,
yace paciente y los baña una y otra vez.
Como la brisa que al tocar tus labios,
no pierde la esperanza
de robarte un beso cálido
y guardarlo para la mañana.
Como ese viento frío,
que en la penumbra espera por un alma,
que tarde o temprano llegará
y rogará que la acaricie
y abrace una vez más,
que sin ningún preámbulo,
gozará de aquél consuelo que se desata
y la emana.
Como esa sensación que tengo
mientras espero
y te contemplo dormida
hasta llegar el alba.