El tiempo se detuvo, por la rigidez de la mirada
Perdida en el entorno encuadrado, de líneas malogradas
Confundidas entre el pliegue de las sombras
Que niegan su existencia, sobre el nostálgico polvo del camino
Regresan los recuerdos,
Repasando las huellas de añejos placeres
Que se deslizaron ingenuos en la greda de la campiña
Los espacios abiertos del alma que se asemejan a la pradera
El viejo pueblo entre la montaña, nos evoca el pasado
Pareciera perdido en el tiempo como nuestra mi propia vivencia
El corazón late sobre los cercos de los potreros
El niño juega sobre el pastizal, teniendo la estatura del abuelo
Y su pupila inocente da sentido a lo que somos
La vista se pierde en la distancia, escuchando el canto del jilguero
Y un viento fresco entre los árboles nos acerca el arrullo del riachuelo
Si la vida fuera tan sencilla, como volver atrás con una mirada
Regresar a la pureza de la infancia
Corretear las luciérnagas en la noche estrellada
Y contemplar la mariposa aleteando la esperanza
Volveríamos al amor, de la mejilla recostada a la ventana
De la amada idealizada entre azucenas y dalias
De la grácil llovizna acariciando la nostalgia
Del niño transformado en abuelo, jugueteando la existencia