I CONDENA
Al que vino a traer vida a la tierra
En un injusto juicio es sentenciado
A morir en el monte Calavera
Cual ladrón y asesino condenado
Los cielos siderales tambalean
Presenciando de amor el gran misterio
Los esbirros y jueces alardean
De hacer cumplir la ley a cielo abierto
Coronado de espinas Nazareno
Flagelado sangrante sudoroso
Aceptas tu condena silencioso
Pues sabes bien Señor Divino Verbo
Que así salvas al hombre de la muerte
Sentencia del pecado que padece
II CRUZ A CUESTAS
Cargan sobre tus hombros un madero
Que es peso de mi culpa y desvarío
Perdóname Señor yo me arrepiento
De haberte condenado a ese suplicio
Sereno sin hablar como el Cordero
Que manso te describe la Escritura
Y ante del hombre en su accionar protervo
Guardaste tu divina compostura
Estruendoso silencio que resuena
En cada corazón que vida ansía
Cargando con su cruz de cada día
Y así cargando nuestra cruz a cuestas
Será más llevadera la existencia
Si escuchamos tu voz clara y serena
III PRIMERA CAÍDA
El peso de la cruz te ha doblegado
Haciéndote caer el rostro en tierra
Por amor por curarnos del pecado
Tu corazón ardiente hecho pavesas
Qué dolor qué agonía qué misterio
Insondable para la mente humana
Que todo un Dios se abaje y bese el suelo
Es gran misterio de humildad sagrada
Pongamos nuestras almas de rodillas
Y adoremos a Dios tres veces santo
Por tantas muestras de querernos tanto
Que no se quede nuestra fe dormida
Que a pesar de caídas y quebrantos
Vivamos de Jesús enamorados
IV JESÚS ENCUENTRA A SU SANTÍSIMA MADRE
Qué encuentro aquel oh Dios qué encuentro aquel
El hijo ensangrentado hecho piltrafa
La chusma enardecida contra El
Mil sucios improperios le gritaban
La Madre contemplando al Hijo amado
Herido el corazón en vilo el alma
El amor de su vida así ultrajado
¿Qué mayores dolores le aguardaban?
Qué aflicciones qué angustia cuanta pena
Que Tú Madre a tu Hijo así encontraras
Tu corazón lo atravesó una espada
Y el Hijo desmayando ya sin fuerzas
Te vio sufrir y sin mediar palabra
En silencio te habló con su mirada
V EL CIRINEO
Cansado y agobiado por el peso
De la cruz oh Señor tuviste ayuda
Para cargarla y aliviar tu cuerpo
Y un extranjero tuvo esa fortuna
Tu enseñaste Maestro soberano
Que ayudar a cualquier desconocido
Es amarte es servirte en ese hermano
Mandato hermoso mandato divino
El Cirineo nunca tuvo en cuenta
De que era a Dios a quien prestaba ayuda
En tu persona descompuesta y muda
Así servirte es la mayor riqueza
Pues que te escondes en rostros humanos
Permítenos servirte en cada hermano
VI LA VERÓNICA
Con albo lienzo enjugó tu rostro
Bañado de sudor de polvo y sangre
Una mujer valiente sin reposo
Para llegar a Ti a todo trance
La impronta de tu rostro obtuvo ella
En aquel lienzo de organdí bordado
La sangre a borbollones en sus venas
Sintió su corazón arrebatado
Un acto de piedad de amor de gracia
Siempre bendecirás Señor amado
Bendita la mujer del lienzo blanco
Que podamos seguir esas pisadas
Enjugando tu rostro en cada pobre
Que sufre como humano mil dolores
VII SEGUNDA CAÍDA
El peso de la cruz y la fatiga
Entre gritos insultos y blasfemias
Una vez más doblaron tus rodillas
Para caer segunda vez por tierra
Ya se acerca la hora del martirio
De nuevo te levantas empeñado
En darle cumplimiento a tu destino
Ofrenda al Padre por nuestro pecado
A pesar de caídas y extravíos
Necesitamos recobrar las fuerzas
Para seguir con nuestra cruz a cuestas
Concédenos la gracia Señor mío
De no desfallecer ante las pruebas
Y contigo alcanzar la vida eterna
VIII JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES
Encuentras oh Señor a quienes fueron
Compañía y soporte en tu camino
Las piadosas mujeres que corrieron
A ofrendarte sus rosas y jacintos
Las rosas del dolor de verte herido
Jacintos en sus lágrimas amargas
Y el corazón de todas Jesús mío
De amor y devoción ardiendo en llamas
Por ellas fue tu ruego que lloraran
Por sus culpas pasiones y pecados
Por sus hijos de Dios necesitados
Te pedimos siguiendo su enseñanza
Que como ellas podamos ofrecerte
Nuestro amor y piedad hoy y por siempre
IX TERCERA CAÍDA
Cae la tarde y postreramente
Ruedas por tierra Pastor del rebaño
El sol no brilla las sombras se crecen
Frío el ambiente pueblo alborotado
Señor y dueño de cuanto creaste
Hasta aquí llegas a entregar tu vida
Alma corazón y en pocos instantes
Salvarás la grey que estaba perdida
Caerse levantarse es la partida
Que en la vida jugamos los humanos
Caer sin levantarse sería vano
Te rogamos Señor la fe encendida
Por tu triple caída por tus llagas
Nos concedas llegar hasta tu casa
X DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Sabio artista de todo cuanto existe
De luz y de color en abundancia
Plasmaste en cada ser bellos matices
Que adornan nuestros cuerpos nuestras almas
Te despojan de toda vestidura
Antes de conducirte al matadero
Jesucristo Señor de las alturas
Tu cuerpo veneramos en silencio
En la hora postrera como humanos
Marcharemos con pocas vestiduras
En el silencio de esa noche oscura
Te pedimos Señor que comprendamos
Que el despojo de todo lo terreno
Nos permite llegar contigo al cielo
XI JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
Bendito ese madero que sostuvo
Tu cuerpo lacerado en agonía
Leño que en cruz será para este mundo
Un símbolo inmortal de eterna vida
Te adoramos oh Cristo así clavado
Pues en esa figura nos recuerdas
Que venciste la muerte y el pecado
Perdonando del hombre las ofensas
Que en el pecho la cruz siempre llevemos
No se aparten jamás de nuestra vista
Los sufrimientos que nos dieron vida
Y en el último instante sin tropiezos
Asidos a tu cruz mártir divino
Lleguemos a tu hogar nuestro destino
XII JESÚS MUERE EN LA CRUZ
Para aquesto naciste y así llegas
A coronar la obra encomendada
Salvar al hombre en actitud suprema
Llena de amor deidad enamorada
No existe amor más grande nos dijiste
Que dar la vida por aquel que amamos
Y a todos los humanos bendijiste
Con tu ofrenda de amor arrebatado
Recóndito misterio será siempre
Tu designio de amor Crucificado
Pero jamás jamás será olvidado
Te pedimos Señor con voz potente
Podamos ofrecerte nuestras vidas
Y abrazarnos a ti en nuestra agonía
XIII DESCENDIMIENTO
Bajarte de la cruz desgarró el alma
De quienes a tus pies permanecieron
Más que nadie Señor tu madre santa
Debió sentir el corazón desecho
¿Cómo es que pudo soportar tal pena
Sin morir del dolor atravesada?
Tu gracia buen Señor sostuvo en ella
La fuerza del amor tan necesaria
En sus brazos maternos reposaste
Desde tu nacimiento hasta tu muerte
Bendecida entre todas las mujeres
Suplicamos a Ella que a raudales
Nos obtenga de Dios sus bendiciones
Madre Santa ungida de dolores
XIV JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO
Es un deber sagrado que tenemos
De llevar nuestros muertos al sepulcro
Mansión final de los humanos cuerpos
Despojados de todo en este mundo
José de Arimatea hombre sencillo
Encontró la manera de ofrendarte
Adecuado sepulcro Jesús mío
Apoyo emocional para tu madre
En poco tiempo quedarán vacías
Tu tumba y nuestras tumbas Dios piadoso
Y seremos por fin seres dichosos
Al cumplirse la santa profecía
De tu resurrección y de la nuestra
Trocando así la muerte en vida eterna