Tan tarde en la tarde
nos vamos paseando
un camino corto
que cuesta nombrarlo
si con la premura
de alejarme un poco
vuelvo de repente
a encontrarte todo
mientras que mi alma
sueña en el ocaso.
Vuelo de la mente
que adora los pinos,
el cielo, las hojas,
los nidos vacíos,
los tordos llegando
sin invitación
revelando el aire
con sus gritos locos
mientras que las flores
de la primavera
se asoman vibrantes
en colores claros
desde el suelo negro
que dejó la nieve
que se derritió.