Me fue llevando la noche hacia tus brazos
dejé la soledad
(hubo un espacio)
un pequeño rincón entre tu boca y mi labio.
Dejé mi soledad entre tus brazos
hoy siento mis ayeres confundidos
pero tu nombre está escrito entre mis manos
esa “A” con que inicia igual termina
y esta tarde me miro y me recuerdo
cuando tu labio insaciable con mi boca
eslabonaban un beso en el armario.
Guardémoslo así como un secreto
de este agosto XVII que me alberga
¡lo ves…!
Dejé mis manos cansadas en tus senos
y en tu cuello el fértil remolino de mi beso.