Una sonrisa formada por algo insignificante
Una mirada por el viento que agitó tus rizos
Un suspiro por tu porte galante
Y las gracias por todos los narcisos
Te miré por primera vez en mis sueños
Ignoré que eras mi amor verdadero
Caminaba hacia la ilusión de los cielos
Y en el reflejo de tus ojos admiré el atardecer entero
Los árboles sabían que ni una palabra te dirigiría
Y azotaron fuerte sus ramas sacudiendo mi cabello
Bajo el cielo rojo tu mirada se encontró con la mía
Quedé en evidencia, no creí que te fijaras en ello
Sentí como por dentro me invadía un invierno
Que incluso los colores se detuvieron;
Y ahora en este momento eterno
Por fin nuestros corazones al compás latieron.