Lo que doy de mí, tal vez, te hace perfecto
soy sacerdotisa de tu templo
Me arrodillo ante ti con el augurio
de que puedes morir en un instante
pues mi alma parece la flotante
victoriosa ilusión de tu bandera
y aún si tú la sostuvieras
y pudieras recobrarme por orgullo
sentirás que ya nada es tuyo
mi magia te adormece,y así desaparece
tu deseo de luchar en otra guerra