Sierras cruzadas por recios ríos;
calles y calzadas muy erguidas ,
que obligan a doblar la espalda.
Así, son las calles de los Andes.
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Sin querer tus pasos se pierden,
Domina el cansancio al arriero.
Nada separa al campesino de su
Mañanera y trajinada jornada…
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Todo el hábitat es sencillo y real,
No hay rutina y sí mucha labor.
Los sembradores son de lucha,
Hechos para el trabajo severo.
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El campesino nunca está solo,
Habla con la tierra y su cosecha.
Espanta con cantos al pajaral,
Que intrépido persigue el fruto.
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Cultivar el maíz es traer la vida
a la mesa en su divina esencia.
En esta tierra, hombres de maíz,
nos han bautizado los lejanos.
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¡Salve Dios las entrañas de esta
tierra bendita de maíz y miel!
PD.-
Dedicado al poeta Ricardo V, él sabrá la importancia de este trabajo y lo que significa para nosotros los hombres y mujeres de esta tierra del maíz.
Dedicado al Poeta Ricardo