Una tarde de verano,
Fui a un museo en el centro.
A una exposición
Donde te conocí.
Yo no esperaba nada de la visita,
Solo cumplir con lo que debía.
Sin embargo, en un momento
Todo cambió.
Te vi pasar,
Pensando que eras una estudiante más,
Mi sorpresa fue,
Cuando te presentaron como la guía.
De repente captaste más mi atención,
No podía dejar de verte,
Te escuchaba,
Quería saber lo que sabías.
La pasión con la que contabas sobre el tema,
Los datos que tenías,
Y como intentaste interactuar con nosotros haciendo preguntas.
Yo quería participar,
Pero mis nervios me ganaban
Y me quedaba callado,
Y solo veía la oportunidad pasar.
Recuerdo tu cabello dorado,
Tu sonrisa sincera.
Eras de baja estatura,
Pero tenías un encanto inigualable.
Recuerdo tus ojos vagamente,
Como dos zafiros,
Brillantes, sinceros.
Que podrían pertenecer a la más bella reina.
Al día siguiente fui a buscarte,
Pregunté por ti por nombre.
Pero nadie sabía quién eras,
O no quisieron decirme.
Te describí como alguien que describe una oportunidad perdida.
Regresé decidido a invitarte a salir.
Pero no te encontré.
Han pasado los años y
Te estás convirtiendo en un recuerdo,
Poco a poco he ido olvidando tu cara,
Tus gestos al hablar o incluso tu nombre.
¿Será que ese amor,
Al igual que la historia,
Pertenecía a ese museo?