Amantes son del camino
los eternos caminantes
que persiguen un destino.
Y a fuerza de sus pasiones
ponen toda su entereza
por cumplir sus ambiciones.
Llevan el fin en la mente
sin desmerecer el viaje
que es júbilo permanente.
Y así forjan su templanza
en esa ruta sublime,
de amor, de fe y de esperanza.
Su visión de peregrino
no ve gloria en el final,
pues su meta es el camino.
Allí está la consecuencia
que otorga tanta riqueza
y los colma de experiencia.
Mas un fin hay que tener
que nunca hay que abandonar
y ese ideal sostener.
Jorge Horacio Richino
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