Cuando te conocía, aquel día... verte a los ojos me hizo pensar en maravillas
Vinieron a mí palabras de vida, de amor sin medida, niña mía
Tan equivocado habría estado, si tu luminosa existencia hubiera ignorado
Con sólo escucharte... rendido y enamorado, agotado, por ti encantado
Gracias a tu sonrisa olvidé la melancolía, de tus pensamientos llegó mi fantasía
Tú y yo de la mano sobre la arena, la luna llena como testigo, bajo espera
También las estrellas deseando mi atrevimiento para confesar
Si una lágrima por ti tendré que derramar, gustoso lo haría, porque volviste plena mi vida.