Ahora parecen tan lejanas las noches contigo; poco a poco la lucidez del alma se pierde y van pareciendo más y más a un sueño eterno.
Donde el único destino será el cielo y el mar, donde sólo habremos de enamorarnos más, como si fuéramos jóvenes ansiando la eternidad.
Tu vejez, tu alma y tus manos son cuna de amor. Los años pasarán y pasarán. Te amaré, como lo hice cuando te vi: con tus ojos tiernos, con tu juventud y con tu virgen alma.
Los días son muy lejanos, la lucidez vuelve a mi y tu eres tan real como la ves en que te vi.