Raiza N. Jiménez E.

BAILARÍA CONTIGO EN EL MAR.-

 

¡Yo bailaría contigo sobre las aguas!

Pediría a Jesús  esa divina bendición:

Que me enseñe a caminar hacia ti,

a bailar contigo tus canciones bajo

 la luna, en una barca perdida en

 lontananza donde aún, te espero…

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¡Iría contigo a los confines del mundo!

Solos tu yo, para amarte como nadie

te ha amado, ni te amará nunca jamás.

Así, bajo un cielo lleno de estrellas, con

el mar como alfombra, haría de ti

un marino con aromas de mar

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¡Mi marinero de Tierra!

En tus brazos depositaría mis

destierros  y ya nadie limitaría

mis inconfesables anhelos.

Y mi amor en entrega total

sería el timón que te guiaría

en el plenilunio, buscando la luz

de una estrella en el firmamento

infinito, para unirte a mi Ser hasta

la eternidad.

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Pero has de saber, Marinero:

Que mi amor no tiene retorno.

Que mi amor está prisionero en

 tu pecho y sólo tú tienes la llave

para dejarlo libre de ese cautiverio.

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¡Mi amor es tuyo por destinación divina!

¡Contigo  toda la vida bailaría,

Y también, sin medida, te amaría!