Se van pudriendo los ojos
cantando su pistola fue feliz
en los diurnos horarios ingresó su locura
se van pudriendo porque es lenta la serenidad
con que se agotan los ruidos externos las mentecatas
partícipes del oficio, ruido sin cese, vacante
de los días azules esa paloma amplia que abandona
de momento sus alas en el aire
deja de volar deja de volar
minúscula metralla incrustada en el pie
tobillos que disimulan su escarchada copa sin metal
torneos de rubicundos ojos macizos
sesgados miembros por ejecuciones masivas
y en lo hondo ese pecho que agita
un odio de lechos ausentes
fechas de enamorados para todos
niño niña que practican su afán de estrellas
que las leyes jamás podrán permitir pues
es el bienestar del cabello lo que se fecunda
estériles en sus hoyos duermen los borrachos
jamás dejarán atrás sus látigos dormidos como sombras
cazadores rectilíneos por persianas junto a la nieve
donde se escucha la voz de un paisaje detenido
esposado o acantonado al borde del precipicio
con ganas los músculos tensan su voracidad de odre vacío
y en las piedras se fustigan botes con caramelos incesantes
donde el polen transcurre sin advertencia
donde la sanción promete su contenido sigiloso
niño niña, venid, al cantón de aproximados ejes
donde dormitan por fortuna los columpios abandonados
las efímeras horcas los dueños del silencio y la noche
entrad si queréis con vuestras hojas lascivas con vuestros ojos
infames y petulantes con vuestras ignorantes manos tocando cabellos
y el verdor de una tierra ampulosa y salvaje
cómo de atrás os habéis quedado niños niñas
hojas caducas ya
vuestros ojos sin armonía, ausentes
la voz dorada del verdín ocupado
la estatua arrumbada a su silencio pétreo y nocturno
cómo podéis olvidar, decidme
las nubes y ese efímero toque de dos rodillas
que se quisieron al norte
viendo esos arcos de impoluta belleza
esos ojos abombados de tanta lágrima inútil
esos insectos que ornan las lápidas eternas
pues es el polen lo que discurre por placenteras acequias
y es el amianto lo que finalmente queda
ah pero yo veo el agua
como un firmamento reflejado entre las cutículas
donde se estancan los latidos silvestres
de estas estancias y depósitos de cal y sexo enlatado.
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