La flor se marchitó,
y en su semilla,
la belleza continuó.
Brotaba de lo más interno de su ser,
aquella belleza,
que en cada amanecer,
sigue floreciendo,
dejando en el ayer,
lo externo,
y conservando en su interior,
la verdadera belleza,
! El Amor !
© Saulo García Cabrera