Está seco mi jardín de los injertos.¿Ves?
no prosperan los rojos claveles ni las rosas
y un sonido áspero de decibeles guadañosos
suma indescifrables chasquidos al molino.
El almanaque de los recientes meses vacío
caducos sus memoriosos casilleros de apuntes.
Ya no mece más el reclinante cuerino sillón,
que extraña, inmóvil, su ausente propietaria .
La noble Ford vencedora en mil lodazales
no pistoneó al intento del primer manijazo
como si las invictas victorias en las zanjas
le fueran añejas a sus tractoras historias.
El sol de abril no alumbra vencido por el celaje
y el viento húmedo bate sin fuerza las alas canoras
desde la pluviosa y hosca gélida noche.Tan cerrada...
¡quedó sin audiencia el monótono orfeón de los grillos!
Solo el muy fiel Margarito, verde perico favorito,
presente, comprende la soledad del cano geronte,
sus amados piquitos ponen las analgésicas pausas
en la moruna herida abierta, tono del silente dolor.