Recuerdo que le dije, le dije que la amaba;
la amaba con la llama, la llama del deseo;
deseo que flotaba, flotaba en su jadeo;
jadeo que decía, decía que explotaba.
Que explotaba con fuerza, con fuerza que soñaba;
soñaba con la fuente, la fuente de Himeneo;
Himeneo que ardía, que ardía cual gorgeo;
gorgeo muy sensible, sensible, que hechizaba.
¡Hechizaba su entrega, su entrega desmedida;
desmedida y radiante; radiante cual lucero;
lucero que llenaba, llenaba mi existencia.
Existencia que estaba, que estaba ya vencida;
vencida y ya marchita, marchita cual madero;
madero que fenece, fenece sin clemencia!
Autor: Aníbal Rodríguez.