Tengo algo que decir
no lo siento como placer,
pues apenas he de reconocer
cuantos vientos he de predecir.
Nada tengo que ocultar
entre nubes pegajosas
que me cubren como losas
y profanan este altar.
Sube mi conciencia, rauda,
por la senda inolvidable
y esta trampa me recauda.
Los bemoles con redoble,
trina la bronca testaruda,
pretendiendo que yo, no hable.