Antonela Chiussi
VaYVen
Junto con la acidez que le precede al vómito, se me instaló en la lengua, la angustia.
No pude escupirla, tampoco tragarla.
Solo saborear el amargor que me provoca arcadas cada tanto, y me vuelve los ojos vidriosos.
“Lo más divertido se encuentra siempre un poquito más allá de los límites”, recordé pensar alguna vez.
Los mismos límites que hoy se desdibujan, se vuelven borrosos, se convierten en vayaunoasaberqué.
Solo veo bordes: los bordes del mar, que van y vienen, vuelven y van.
Amenazan con retirarse de mí y con avanzar(me), también.
Pero permanecen, en ese movimiento pendular, en ese estar infinitamente en un tiempo que no transcurre, pero envejece.