Siendo un fumador olímpico y fino como un pincel
me mirabas y valorizabas con una mueca
mi cabello color miel
Vida mía que tantas vueltas diste, te vas con los
cigarrillos que he dejado en la puerta de un hotel
Cuerpo que cedías ante el cambio abdominalmente hablando
llegue un momento a pensar que pasarías de ser Quijote a ser Sancho,
Luego llego la calma, respirando mucho y comiendo como un oso.
Después el detalle diario, de quien come hierros
es mi cuerpo que cubre huesos con músculos que brillan
y ya no encierro.
Precisa tu lengua ahora y precisamente a
estas horas me viene a hablar de amor,
anda ríe, corre, llora y es que sé, no sabes nada
de mi belleza interior.