Cada error que has cometido
y callaste por temor...
¡Amor mío! nada puedo reprocharte,
el culpable he sido yo.
Pareja, padre, maestro...
tres, dentro de mí amor mío.
En alguna habré fallado,
ya que siento algo perdido.
Como maestro fue bien,
has aprendido bastante.
Como padre, creo que igual,
pues sigues conmigo constante.
Pienso que la pareja falló,
no se puede ser maestro,
padre y a la vez amor.
Pero sigues a mi lado
notando el amor que tienes,
que no es el que deseo
sino el que tú prefieres.
La edad entre tú y yo,
no es mucha, pero bastante
para añorar a ese padre
que perdiste años antes.
Justamente al poco tiempo
me conociste a mí.
Yo, el amor perdido hallaba,
tú, niña... ese padre para ti.
Fue la necesidad, esa unión
nacida entre nosotros.
Cada uno iba buscando
algo que llevaba el otro.
En ti, vi la belleza,
la ternura, juventud y alegría.
Me enamoró tu sonrisa
al verte cuando reías.
Recuerdo aquella mirada
fija, inmóvil con la mía.
Pensé que te enamorabas,
al menos eso creía.
No fue esa la razón.
Más tarde lo comprendí.
No me amabas como hombre,
pero como padre sí.
Yo sin embargo te he amado
y aun te amo todavía.
Pero es hora de que vueles,
busca al hombre de tu vida.
Seguiré siempre a tu lado
como padre, como amigo
para el resto, mientras viva.
Jamás volveré a querer a nadie
como te he querido a ti
y me arrepiento pequeña
de no haberte hecho feliz.
2013 ©ermanué