Al Duborg

Fuiste…

Fuiste la gota de aceite,

la mancha de mi camisa.

La pavesa del carbón,

que no terminó en cenizas,

la luz que alumbró el camino,

cuando apagaba mis cuitas.

La rima de un verso triste,

que me escribiera un artista,

con pluma de tu tintero,

escrita en letra cursiva.

 

Fuiste en mi vida serrallo,

donde encontré tus caricias,

las mismas que me llevaron

más arriba de la cima.

Me tiraron al barranco,

quise pararme enseguida,

pero el golpe fue tan fuerte,

que desprendió mis retinas.

Por el desierto fui ciego,

tras la pista de una brizna.

 

Fuiste arena de la playa

donde yaciste escondida.

El cofre de algún naufragio,

que atesoró tus mentiras.

La marea del amor,

tu barca endeble derriba.

Como tritón al rescate

quise salvarte la vida,

sacarte de lo profundo;

hundida bajo la sima.

 

Y fuiste vela escarlata,

el ocaso que fue guía.

Nos soltamos de las manos,

cuando se rompió la brida

por los tornillos de un mástil,

donde izé mis alegrías.

En el lastre los rencores,

en la proa las premisas,

en el ancla los recuerdos,

que en las estelas se olvidan.