Amanecer sesenta y dos
No hay mal que dure cien años,
ni cuerpo que lo resista, dicen...
Bueno, no voy a esperar a comprobarlo,
me planto en dos largos meses.
Me coparon tantos ires y venires,
a veces sin razón.
Vámonos a casa, mi señora Milagros.
Huiremos de madrugada,
cuando los guardas duermen
y la noche es cómplice.
Te esperaré al amparo de las sombras,
bajo el ciruelo del patio trasero,
mi caballo estará enjaezado
con sus aparejos negros,
será una fuga admirable,
saltarás a la grupa
espolearé el vientre de Tornado
que nos sacará de allí,
volveremos al castillo,
volveremos a tu reino
y vivirás tranquila,
te permitirás la felicidad
y quien sabe que mas sorpresas te dé la vida...
Yo simplemente te amaré,
cada día un poco más,
un poco más,
cada uno de los días,
de las mil eternidades que te prometí,
si te decidías a acompañar...
mi loca cordura,
te quedaste
y cuando todos veian el final,
para nosotros,
empezaba la nueva vida.
Ron Alphonso
25 de febrero 2021