Remanso de sonidos en el silencio de mi alma
Que discurren y se filtran dando paz desde lo íntimo
Entre personas sonoras que deforman la quietud
Canto de aves libres, del viento sobre los árboles
De cigarras de esperanza y ríos emancipados
Remanso de sonidos, en el camino empolvado
De amores en el olvido y caricias fatigadas
Danzantes entre recuerdos de sábanas puritanas
Estrellas de primavera que entonan alboradas
Veredas de sol y agua que recitan profecías
En los oleajes melódicos que anticipan marejadas
Sonidos de ojos cerrados, que retornan y enardecen
Remanso de sonidos, en la oscuridad de la noche
Propiciando soberanías de fantasmas engendrados
De rostros en las vidrieras añorando lo pasado
Cautivados, asombrados, por la razón de estar vivos
Sonidos sin ocaso, de niños en la pradera
Jugueteando la esperanza de aventuras madrugadas
Sonidos de ingenuas alas, abiertas hacia cielo
De nubes inocentes deshojando las montañas
Remanso de sonidos, inexcusablemente olvidados
Cubiertos por el tiempo con sus párpados cerrados
Que petrifican el bosque y silencian su canto
Que enmudecen el río y lo convierten en charco
Transmutando de esperanza al olvido aceptado
Cercando los caminos, desahuciando lo andado
Se ha disipado el remanso dando paso a los estruendos
De feroces aullidos y rugidos de lo que pretendo
Materialismo sin alma o el espíritu de lo tangible
De un ser que retrocede entre monedas y espectros.