Intento mantener mi paso
con la luz y la mente en calma,
con un corazón que clama
y que en instantes se vuelve manso.
Con pincelados y tintes momentos,
música andina, sin palabras,
puedo sentir que me hablas
y revivir aquellos recuerdos.
Como si ayer me lo explicaras
sobre volcanes y rocas ariqueñas,
incluso sobre la piedra más pequeña,
tras tus ojos mejor se observaba.
En segundos, de lo amplio al detalle,
de lo diario a lo atesorado.
Eres mi primo adorado;
te recuerdo alegre en pasacalles.