Atraves del umbral alguien nos llama,
mas solo quedan cenizas y escombros,
ecos que alumbran cuanto más distantes y ocultos,
hueyas borradas por la niebla.
Oscuridad transparente y profunda,
todo está quieto sin dejar de moverse.
No hay manecillas que nos pisen los talones.
No hay formas que mientan.
El día y la noche por fin se abrazan, en el filo del silencio.
Y, cuando en el vacío encuentro mi reflejo, me sonrie un rostro que nunca antes he visto..
Atraves del umbral seguimos cerca,
pero sin el palpitar de lo efímero,
sin destinos manejando los hilos desde las sombras.
Solo quedan las puertas que nos observan atraves del mismo ojo que observamos.
Nunca llegamos, nunca nos fuimos.
Al rededor del espejismo y entre sus grietas,
se extiende inmensa la telaraña.
Mientras siga la danza,
mientras no se detenga el tambor... Seremos prisioneros.