Laideliz Herrera Laza

Inevitables espinas

 

Siento espinas clavadas en mis poros,
cada poro una espina,
cada pelo de cada poro queda tieso,
se marchita duele hondo,
crece hacia adentro,
se endurece,
y estimula mis sentidos.

Siento espinas
que me hincan la memoria,
se flexibilizan con palabras,
con el dolor de recordar
la banalidad que nos sumerge,
el baúl donde rebuscar la resignación
que nos guarda la paciencia de vivir.

Siento espinas caer,
espinas mutar,
espinas que sufren el rechazo,
espinas nacidas en lugar equivocado.

Soy espinas,
tengo cubierto cada uno de mis poros,
las arranco, crecen,
crecen, las arranco,
como si no le hicieran caso a mi dolor.

Soy un rosal que se resigna
a ser protegido
por sus espinas pensamientos.