LEYENDO UN VIEJO POEMA.
Una tarde de lluvia y frío inmenso,
en que viejos poemas me leía,
me hallé con uno de versar intenso,
y el dolor por sus letras transcurría.
Empecé la lectura de esos versos,
quedando preso de pesar tremendo,
al mirar sentimientos tan diversos,
en amarga tristeza fui cayendo.
\"Se dice que los hombres nunca lloran,
que el llanto siempre es cosa de mujeres,
no se cae en engaños cuando afloran,
las lágrimas que dejan los quereres.
Que lindo que pasaban nuestros días,
en susurro decía mis amores,
y tu mimosa besos me pedías,
y en mi alma no había más temores.
Al sentarme a tu lado sonreías,
y era tu risa un sol de luz radiante,
cuando con voz muy queda me decías:
que esa noche querías ser mi amante.
El gran manto de sombras que caía
sobre tus hombros te tornaba bella,
y tu rostro tan lindo parecía,
cerrado por el marco de una estrella.
Pero una noche recibí tu esquela
que decía:\"me marcho de tu lado,
quizás no soy lo que tu alma anhela,
ni eres tu la querencia que he soñado\"
¡Oh que triste es amar y quedar luego!
queriendo sujetar un bello sueño,
y sentir que las lágrimas son fuego,
que llena de impotencia todo empeño.
Este amor que entre cánticos de lira,
soportar supo grandes tempestades,
ya creyéndome a diario tu mentira,
las mentiras creyéndolas verdades.
Hoy que lloroso me miré al espejo,
se llenó el corazón de amarga pena,
mi rostro ya lucía ajado y viejo,
sin apenas llegar a la treintena.
¡Todo esta triste ahora, si supieras
que en mi postrer lamento aún te llamo,
¡ ¡oh si vieras amor, si aquí estuvieras!
cuando en mi soledad grito : ¡te amo!.
“Si alguna vez recuerdas que me amaste,
y quieres visitarme en mi morada,
en nombre del amor que me inspiraste,
pon flores a mi tumba abandonada\".
Absorto terminé con la lectura,
y sin saber ni como acabe orando
por aquel que brindó tanta ternura,
guarde el poema y termine llorando.
KIN MEJIA OSPINA.