Tengo las manos manchadas de tinta,
pero hay peores manchas.
Las de sangre inocente en uniformes,
las de aquellos que dejan
que el mundo se escurra entre sus dedos
mirando hacia otra parte,
las de aquellos que botan el agua en un desierto,
las de los que cuentan dinero delante de los pobres
y las de los que, sin piedad, destruyen el amor.
Tengo en mis manos un mapa nuevamente,
uno que me recuerda tu mayor error.
Puedo ver tu llanto, de amor desesperado
y sin embargo, no logro atisbar la solución.