Todos hemos perdido mucho
y muchos hemos perdido todo,
o casi todo.
Tiempo inesperado
fatal, tiempo aciago...
tiempo de pandemia.
Había tanto que ver
había tanto que decir
tanto que hablar con ella.
Ya hubiese quizá acariciado
sus manos
su pelo,
a habría besado su mejilla
quizá sus labios;
habríamos vivido tanto
y también amado.
El cruel alejamiento decretado
por quién nadie sabe, ni ve, ni conoce
aliado con mi debilidad
y mi asombro,
han puesto barreras vencidas
solo con palabras lejanas
repetidas, ajenas
a este sentir profundo
no expresado a tiempo
pero que aguarda aún florecer
y vendimiar con ella,
si salimos bien librados
si sobrevivimos
a esta temporada condenada
cuando menos
al olvido.
Bolívar Delgado Arce