El silencio anega con su oscura vestidura
La farfulla incesante de los grillos
Entonanando armonías que conjuran arrullos
Y presumida la luna acicala el paisaje su hermosura.
Y la noche sucumbe al hechizo callado
Distante el confín se quiebra la niebla
En el roció su tinte brumoso armiñado
Se empapan las flores lágrimas de viniebla.
Sobre el reflejo aterciopelado, bruñidos
Las aguas de la laguna sumisa
Las migajas de los ecos adornan chillidos
Que se pierden en lo profundo de la lejana brisa.
Sobre el escabel del horizonte se apoya afanándose el sol,
La luna vanidosa se despide queriendo aun no decir adiós
Interrumpida discurre molestada por el brilloso resol
Clausurando su ciclo nocturno de bellos sortilegios.
WCELOGAN