el río se bifurca justo ahí
en ese café postergado
en la charla que no
en el muro del ego
en el dejarse estar
todo fluye y cambia
a pesar de uno
y de quererse aferrar
siempre a la misma orilla
llega el punto
en que los temores
se vuelven certeza
la esperanza
nos abandona
y se dibuja el final
no hay otra salvación
que ahogarse en realidades
y fingir que no nos duelen.