Lo que siento por tí, lo voy sintiendo.
Es una faz de la tierra de mi adentro
habitada de tantos intersticios corpulentos.
Vasallo de la profundidad de estos agujeros negros.
Lo que siento por tí es apéndice de espectro.
Es cruzada astral hasta la boca del averno.
Decrépito en el seno de mi existir auscultando
mi dolor, en mí va cavando, va infringiendo.
Como quien rompe con un código capital
sulfura el ácido en mí, el espécimen negro.
Recita en el pálpito de este devenir
la vida que en tu legado, defiendo.
En la faz de la tierra de mi adentro,
una raíz respira el clima de los vientos.
Un apéndice arbolado, exhumando y terso.
Una retórica sutil con su regurgitar de pleno.
Lo que siento por tí, aquí lo llevo.
Molido en los granos de mi discernir.
En los registros eternos del conocimiento,
peregrino sin tener a donde ir.