Era un lugar perfecto, un paraíso inigualable .
Una niña jugaba, bajo la sombra, de una grandiosa higuera. Sin darse cuenta, de la inmensa suerte, que tenía.
Para ella ver una perdiz corriendo y tras ella un montón de polluelos, no era algo raro.
Veia cruzar las águilas, cerca de ella sin extrañeza.
Alguna vez vio al zorro, al lobo nunca llegó a verlo. Quizas lo hubiese visto de permanecer en aquel lugar.
Cerca de la higuera, corria un manantial y en una poza, las ranas tenían su oasis perfecto.
Allí pasaba muchos ratos, observando los renacuajos.
Ahóra esa niña, sabe lo afortunada que fue.
Pisar la tierra y sentirse una parte de ella, es para mi algo tan especial, que con ninguna otra cosa, se puede comparar.
Entre el Agueda y el Duero
Entre España y Portugal
Estan algunos momentos
Que nunca quiero olvidar